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miércoles, 1 de junio de 2016

EDUCACION: !TA TA TA TA TA!

Si una sociedad no está constituida en nación soberana, ni en Estado, ni en República, no queda muy claro para qué tendría que ser mantenida una "educación nacional", salvo en los programas cómicos del profesor Jirafales (ta ta ta ta ta ) y de Jorge Ortiz de Pinedo, Cero en conducta. Al fin y al cabo, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ya solicitó la liquidación de las ciencias sociales y las Humanidades en las universidades, y la mayoría aceptaron. Lo que se espera hoy del estudiante son "habilidades" o "competencias" que pronto serán las de Popis (!buenos días querido profesor!), Godínez o Ñoño (!mírelo eh, mírelo eh!), aunque con TICs (tecnologías de la información y la comunicación).
       Mientras se trata con demagogia a los jóvenes, un mercado potencialmente consumidor ("moda joven", ahora que todo el mundo quiere ser un joven eterno) pero alejado del trabajo (no se le asegura a la juventud un verdadero trabajo, estable y bien pagado), la relación con ellos se mercantiliza. Se les da a los jóvenes no una educación, mucho menos una disciplina (porque sería demasiado seria y "poco flexible"), sino una "oferta educativa". En buena lógica de mercado, si la educación está "en oferta", los jóvenes son quienes representan "la demanda", para lo cual se les llena la cabeza de "derechos", como si fueran los del "consumidor", el "cliente-rey" que se asoma con toda insolencia al aula como a exigir que le den "lo mejor del mercado", desafiando, pero no del saber o del conocimiento, menos si son "incómodos". Sin ninguna experiencia laboral duradera ni formativa, sin perspectivas a futuro, con aire marginal-lumpen (es la misma "moda joven"), ya se han comprado la idea que la oferta les vendió: que tienen los derechos propios de la juventud, que son "libres" (de estudiar o no, así vayan al aula), que están "para escoger" y que quien enseña está para "servirlos" en el mostrador/aula, por lo que miran el contenido de una materia como a un producto en el aparador (¿para qué me va a servir?). La menor dificultad, desde luego, contradice la facilidad implícita en la "oferta" y en el "derecho a escoger" demandando el mayor beneficio sin mucho esfuerzo o costo. Está implícita en esta mercantilización de los jóvenes la extinción paulatina de la educación con lo que conlleva de civismo, de aprendizaje duradero (de un oficio) y, a la larga, de seriedad, puesto que el mercado quiere con su frivolidad que el joven, como el niño, "aprenda jugando" para que ganen los negociantes de gadgets y los programas de gags.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...