Hubo una época en que el mundo occidental veía comunistas por doquier, incluso donde no los había. Ahora cualquiera que como Donald J. Trump se atreva a decir algo discrepante y de frente es "fascista" ("lleno de odio", bla bla bla), según lo han advertido desde Christopher Domínguez Michael hasta Enriqueta Cabrera -versión un poco sofisticada del progresismo "de buena sociedad" que practica por igual Lucrecia Losamo. Es recomendable que vayan formando las Brigadas Internacionales y pueden utilizar drones, si es que no quieren apersonarse directamente armados en territorio de Iowa, que es donde los estadounidenses suelen tener la reputación de ser más brutos. Es encantadora esa manera de gritar "!al fascista!" y no denunciarlos en Croacia o en Ucrania, donde hay no "presuntos fascistas", sino fascistas que se reclaman como tales. De todos modos, estamos adjetivando y haciéndole perder al lenguaje todo sentido.
La página del Polo de Renacimiernto Comunista en Francia reprodujo recientemente información de Der Spiegel, basada en el Servicio General de Inteligencia alemán (BND, por sus siglas en alemán) y estudiada por el historiador Agilolf Kesselring, que muestra que terminada la segunda Guerra Mundial, y además de la ya conocida "organización Gehlen", en la República Federal Alemana (RFA), capitalista, estuvo funcionando una red de 40 mil antiguos jerarcas nazis al servicio del nuevo gobierno. ¿Desnazificación? No la hubo. Para empezar: Wilhem Hottl, jefe de contraespionaje nazi, trabajó para el Counter Intelligence Corps (CIC) estadounidense; Walter Rauff, uno de los inventores de la cámara de gas móvil que mató a miles de discapacitados y judíos, trabajó tranquilamente para los servicios secretos de la RFA; de 1966 a 1969 fue canciller Kurt Georg Kiesinger, miembro del NSDAP (partido nazi) desde tan temprano como 1933.
¿Casos aislados? No: la red de los 40 mil miembros al mando de Albert Schnez (luego jefe del ejército, Bundeswher) era obviamente grande, y estaba coordinada por dos mil antiguos oficiales de la Wehrmacht.y las Waffen SS. El famoso Konrad Adenauer (canciller alemán, 1949.1963) supo de esta red. Un estudio hecho por Albert Norden en 1965 ya indicaba que mil 800 políticos y personalidades de primer plano en la RFA habían sido jerarcas en el régimen nazi, incluyendo en la RFA a 15 ministros y secretarios de Estado, 100 generales y almirantes, 828 jueces, abogados generales u oficiales de justicia de alto rango, 245 oficiales del ministerio de Asuntos Exteriores, de embajadas y consulados, y 297 oficiales de policía y de servicios de seguridad. En Baviera, por ejemplo, 75 % de los oficiales nazis destituidos por los estadounidenses y 60 % de los dirigentes del NSDAP fueron reintegrados a sus cargos.
Digamos que papi siempre ha tenido cierta simpatía o alguna tolerancia con los desmanes de junior, como la hay actualmente, repitamos, en Croacia, Ucrania y el Báltico. Ningún hecho real puede impedir, de todos modos, que alguien quiera sentirse importante -es la enfermedad de la época, puesto que toco es "histórico"- yendo de George Orwell o de Pasionaria a la Trump Tower. Es mucho más chic que agarrarse con fascistas reales.
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