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lunes, 8 de agosto de 2016

ECUADOR: ¿VAMONOS, TESORO?

El riesgo de que el gobernante Alianza País pierda las elecciones presidenciales ecuatorianas en 2017 existe. No será por ambición del actual mandatario Rafael Correa, quien rechazó la reelección, a pesar de que su propia agrupación se la pedía. Y no será por populismo, ya que esta categoría, que sí es precisa, supone la corporativización de las masas, que Alianza País no practicó.
      Los nombres que suenan a la derecha podrían hacer volver al Ecuador al ridículo, por ejemplo con Dalo Bucaram (el ex "futbolista" hijo de Abdalá Bucaram), o convertirlo en marca país de una empresa, con Guillermo Lasso (el candidato derechista más fuerte), o en territorio para que se luzca alguna dama de beneficencia (¿o es que México se reserva el "ejemplo" si no se unen el oficialismo y parte de la izquierda?), por ejemplo con la socialcristiana Cynthia Viteri. No hay en Alianza País una figura de peso, mientras suenan los nombres de Lenin Moreno, Jorge Glas, Ricardo Patiño y Jorge Serrano. La izquierda infantil irá por cuenta propia o, como Lourdes Tibán, la líder indígena de Pachakutik, encontrará el modo de cartearse con Viteri, la gran oligarca, como ya ha ocurrido. Alianza País no controla las tres grandes ciudades del país: Quito, Guayaquil y Cuenca.
       La izquierda podría ser responsable de no haber organizado ni formado cuadros, perdiéndose en la retórica, y, por lo que hace a gran parte de la intelectualidad, está ganada al protofascismo, como ocurre en casos extremos como el de Alberto Acosta. Lo lamentable -justamente por falta de "populismo", en el sentido de la categoría, no de la adjetivación- es la actitud de los beneficiados del "correísmo": obtenida la ventaja, están dispuestos a apuñalearlo si hay una perspectiva de ganancia aparentemente mejor. La nueva clase media latinoamericana, la ecuatoriana incluida, tiene lo que el argentino Rafael Ton llama "el síndrome de Doña Florinda", que Vicky Pelaez resumiera así en Sputnik Mundo, hace algunas semanas: "vive en un barrio pobre pero se cree de la clase media, vota por la 'gente de bien' y considera que las políticas sociales son para la 'chusma'', a pesar de recibir los subsidios sociales y su mayor admiración es por Barack Obama; en otras palabras, 'comen pollo y eructan faisán'". Se le olvidó a Vicky Peláez citar un poco más en extenso a Ton: después de todo,doña Florinda, que no es Don Ramón o Ron Damón, respeta ante todo al señor Barriga, el dueño, el que pasa de cuando en cuando a cobrar la renta que la madrecita de Kiko paga con toda puntualidad. A esta nueva clase media, arribista a más no poder, Rafael Correa no le habrá hecho ni lo que a doña Florinda una tacita de café con el profesor Jirafales. Basta ver lo asqueroso de una parte de la población ecuatoriana cuando rechazó el alza de impuestos -que era, además, en gran medida temporal  y sobre todo para los muy ricos- para reconstruir lo dañado por el terremoto en la costa: la mayoría (54 %, según Latinobarómetro) de los ecuatorianos quiere un gobierno que sea "a todo dar", como se dice en México, para convertirse en grupo social "a todo recibir", eso sí, reservándose el derecho de no ser "a todo devolver". Si pierde Alianza País, algo que de todos modos está por verse, el Ecuador dejará de ser uno de los pocos países de América Latina y el Caribe que sentó las bases -ya que no fue puro extractivismo- de un despegue endógeno, al igual que Bolivia (experiencias que no son asimilables a las de Venezuela, Brasil y Argentina). Correa deja a un país entre los tres menos desiguales de América Latina, junto a Uruguay y Venezuela (sí, según la Comisión Económica para América Latina, CEPAL; por cierto que México ha salido de la lista de los más desiguales, Brasil, no), con varias de las ciudades más seguras de la región (Quito, Ambato y Cuenca) y en general uno de los países más tranquilos de la misma, la mejor infraestructura carretera de América Latina (World Economic Fórum), la mejor educación primaria de Sudamérica y la mayor inversión en educación de América Latina, incluyendo el nivel superior (Unesco, Organización de Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura). La oligarquía guayaquileña y la taimada población de la sierra centro-norte quedan en libertad de echar por la borda logros que colocan al Ecuador en una situación ahora incluso mejor, en algunos rubros, que la de la envidiada Costa Rica.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...