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sábado, 6 de agosto de 2016

MEXICO: EL LLANO ME LLAMAS (¿LLANO NO ME LLAMAS?)

En "Anacleto Morones", el cuento de Juan Rulfo, las viejas atosigan a Lucas Lucatero queriendo canonizar al Niño Anacleto -al que se le atribuyen los mil y un milagros- que el mismo Lucas tiene enterrado en un corral cerca de un río. "Y ahora la Pancha me ayudaba a ponerle otra vez el peso de las piedras, sin sospechar que allí debajo estaba Anacleto y que yo hacía aquello por miedo de que se saliera de su sepultura y viniera de nueva cuenta a darme guerra. Con lo mañoso que era, no dudaba que encontrara el modo de revivir y salirse de allí". Es mucho menos primitivo de lo que parece: Lucatero simplemente se quedó con las propiedades de Anacleto Morones.
       Uno se acostumbra a todas las expropiaciones, hasta de la identidad. Si por ser de origen extranjero, por "pinche francesito". Si por soez, que "por hablar como albañil", pero si no, que "por hablar de política y de Historia". Si por blanco, por no aflojar ante cientos de años -y millones de habitantes-de reclamos, los de la raza de bronce, es -que- los- hambrientos- piden- pan- y- no- les- dan, etcétera. Si por vivir en la colonia Del Valle, clase medio media, por no pagar el impuesto a la pobreza ("es que éramos muy pobres"), en especie, trabajo o dinero.Si por hombre, por machista y ahora por "patriarcalista". Si por ateo, porque Dios me está mirando (feo, supongo). Si por "soltero maduro", por "maricón seguro". Si por tener madre, por tenerla, que ella de seguro ya tiene a su tarado de Edipo, y si por no tenerla, por carecer de madre. Si por relativamente joven, por ser el "hijín" de quien, siendo mayor o incluso de la tercera edad, lo trata a uno a la voz mandante de "yo soy tu padre" (para quien administra la unidad multifamiliar donde vivo, yo soy el "señor Perus", el marido de mi madre, o el "joven Marcos", pero ningún "señor Cueva" que ponga en entredicho la paternidad que se ha atribuido el administrador, el muy cabrón). Si por universitario, por "pinche intelectual", si por estudiante, por "bohemio" y "vago" y si por profesor, me imagino que por pendejo, que esta profesión es para muertos de hambre me-estorbas-el-tráfico, mediocres o gente que "no progresa en la vida". Supongo que si tuviera caderas anchas y el sexo correspondiente, tendría que aguantarme ser la "pinche vieja", tal vez "la que se divorció de.." (dos delitos en uno, qué buen negocio) y ser un "pinche indio" si mi piel y mis rasgos mostraran que acabo de bajar de la Mixteca "a tamborazos" ("!oye, oye, oaxaco!"). De hecho, el artículo primero de la Constitución mexicana enumera sin quererlo todos los obstáculos para relacionarse entre personas e iguales sin pasar por un interminable -y aburrido, por estereotipado- laberinto que le sirve a cada quien para reconocerse en un lugar "arriba" o "abajo", nunca al parejo.
        Ahí está todavía el video de Matilde Urióstegui entrevistando a la autora de El teatro del engaño, Emmanuele Steels: la Cassez es "la ciudadana francesa", la "francesa", insistentemente, no porque la mención sea "de segunda intención", sino por las mismas razones por las cuales Roberto Cruz -que en realidad ni siquiera era yaqui de Cócorit o Torin, sino chihuahuense de origen- le resultaba a Julio Scherer García "el indio que mató al Padre Pro" -!doble crimen!. Seguramente Cassez era "la francesita" (dicen que son fáciles), la bruja, vaya, que  hechizó al pobre hombre y lo embarcó -y embaucó- de acompañante en su muy terrorífica carrera de secuestradora. ¿Cómo se atrevió?¿Cómo "nos" hizo ésto?
      Esta misma clase media y este populacho que creen en brujas-que-cortan-deditos por poco han terminado peregrinando -como las viejas para ir a ver al tal Lucas- para pedir la canonización del Niño Hugo, el hijo de Isabel Lucatero de Pallace, quien, pareciendo totalmente Pallace, es de espíritu muy, pero muy "de Lucas". Que el hijo pueda estar vivo, según pruebas de la Asociación Canadiense por el Derecho y la Verdad (los documentos están en el sitio web Mexico por Florence Cassez), es algo que no incumbe en lo más absoluto a esos mismos que creen en brujas y desconocen lo mejor de Carlos Fuentes, Las buenas conciencias.  Unicamente puede pasar que en el extravío del tumulto la señora Lucatero, muy maternal ella, se diga a sí misma : ¿Y si viniera de nueva cuenta a darme guerra?... "con lo mañoso que era, no dudaría en que encuentre el modo de revivir y salirse de allí". No es tan probable: la vida ilegal del Niño Anacleto -entre otras cosas era contrabandista- está descrita con lujo de detalles en la Web y la señora, por su parte, difícilmente dejaría fama y cargos que la han tenido al borde de la beatificación. Ya no es un ser humano, sino una santa, y él, el hijo de su Señora Madre, el Niño que muerto sigue haciendo sus transacciones. !Un milagro!
      "Echale más piedras, Pancha. Amontónalas en este rincón, no me gusta ver pedregoso mi corral". Así dice el cuento. O tal vez la señora de Pallace. O tal vez el populacho y la clase media blanqueada. Lo que no dirá una feria.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...