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sábado, 6 de agosto de 2016

SONORA PRIISTA: ¿SE RECONSTITUIRA LA INSTITUCIONALIDAD?

El periodismo investigativo (en México lo hay poco, pero lo hay, y bueno) suele confundirse con "hallar el detalle" que arme escándalo y permita obtener alguna ganancia, y de paso, protagonismo personal. Ya no es mucho lo que puede decirse ante el deterioro, pero que Matilde Urióstegui considere que algo así como el "duelo del siglo" tiene lugar en Veracruz entre Miguel Angel Yunes y Javier Duarte (gobernador entrante, gobernador saliente) es completamente secundario y en más de un aspecto, erróneo. La "casa blanca" de la primera dama mexicana, Angélica Rivera, costó 86 millones de pesos. Actualmente, el gobierno de Sonora tiene en la mira al ex gobernador panista (derecha) Guillermo Padrés Elías, por provocar el quebranto patrimonial del estado (entre otras cosas, exonerando del pago de impuestos a 574 contribuyentes por un monto de mil 700 millones de pesos; unas 55 empresas dejaron de pagar más de 800 millones de pesos): tan solo una propiedad de Padrés, un rancho en San Pedro del Saucito, cerca de Hermosillo, capital del estado, tiene un precio de unos 150 millones de pesos, casi el doble de la "casa blanca"  ¿Importa? Menos que seguirle al asunto de la misma "casa blanca". Unos 18 funcionarios del antiguo gobierno de Sonora quedaron bajo investigación (se llegó a 50 inhabilitaciones, amonestaciones y otras sanciones) por el quebranto mencionado. La Urióstegui incluso comete fallas lógicas: acusa al actual gobierno de Sonora de callar sobre la "casa blanca", pero calla sobre "el rancho" y hurga en cambio en los "depas" de la nueva gobernadora sonorense. ¿El objeto de debate es la riqueza mal habida (real o supuesta) o la forma frecuente de encontrarle "el lado débil" al presidente o al gobernador priísta de turno, aunque ahora en nombre de "la sociedad", que vive, claro está, muy indignada y hurgando en la vida de "todos los demás"?¿Frívola la "casa blanca", o frívola la "ciudadanía"?
      Todos los temas están desplazados así en la televisión, la prensa escrita, la radio y otros medios. ¿Que vivan las mujeres? Es falso. No ha habido ni una sola mención del hecho de que sea precisamente una mujer, Claudia Pavlovich, quien esté gobernando Sonora (por cierto que con el apoyo en campaña por parte de Ana Gabriela Guevara, de inmediato tachada de "traidora" por Andrés Manuel López Obrador, aunque la prioridad era frenar a Acción Nacional, y debería serlo en el 2018). ¿Que un gobierno encabezado por una mujer esté lidereando la lucha contra la corrupción heredada de la derecha, al menos en un estado, por cierto el primero a nivel nacional en educación primaria, el segundo en secundaria y el último -por desgracia- si el barómetro es el nivel de Rita Apalancarte? Ni una mención de nada. Agreguemos: el gobierno de Sonora adoptó de inmediato la ley 3 de 3 (declaraciones patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses: es pública en la Web), dando el ejemplo. Ni una mención, salvo del semanario amarillista del día domingo-en-que-se-andaba-emborrachando para destacar las fortunas -que las hay- de más de un millonario sonorense.
     ¿Que Mario Luna, líder yaqui, haya quedado en libertad? "Nos" servía más en prisión, para demostrar el carácter "represor" del régimen. No se trata de justificar nada: por ejemplo, junto  con el problema de la contaminación del Río Sonora, la investigación sobre la guardería ABC (en la que ha avanzado el gobierno de Sonora) no pareciera atreverse a llegar al fondo (a juzgar por las pistas que han dado algunas nvestigaciones), si es que toca lo que pudo haber estado sucediendo en la gubernatura de Eduardo Bours, del llamado "Yaqui power", y priísta "modelo" del seductor de la patria, sobre todo al sur del estado.
       Como sea, seguramente no tenga mayor sentido insistir en que ciertas formas de escándalo  -que se confunden con investigación porque encuentran el "ahí está el detalle" y apelan al morbo- resultan de utilidad a la izquierda infantil y a la derecha interesadas en "reventar" lo que quede de institucionalidad en México, para vivir en el desierto, que no sería precisamente el de Altar, sino el del estado de las normas de convivencia. Todo se volvería como en Cactus, pueblo mágico con corrupción mágica (¿verdad que abre puertas?) para folklore y beneficio del gringo (que ya bastante gana con lo que deja Apalancarte en los casinos de Tucson).
     

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