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miércoles, 3 de agosto de 2016

MONTENEGRO MAFIOSO

La independencia de Montenegro privó a Serbia de salida al mar. En mayo de 2016, ese pequeño país ribereño del mar Adriático fue admitido en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en medio de expresiones de desaprobación por parte de Rusia.
     Milo Djukanovic ha sido primer ministro montenegrino desde 1991, y se distanció de Slobodan Milosevic en medio de los bombardeos contra Yugoslavia, cuando Milosevic la dirigía. Veamos: este es el tipo de gente con el que trata Occidente. Italia tiene 409 páginas de cargos contra Djukanovic -en manos del juez Giuseppe Scelsi- porque el montenegrino es el jefe de la mafia local. En particular, se ha dedicado al contrabando de tabaco. Quienes dentro de Montenegro le han seguido la pista a este primer ministro muy pro occidental han corrido con una suerte "extraña": fueron ejecutados dos periodistas que buscaban pruebas contra el favorito de Occidente (Dusko Jovanovic, e Ivo Pukanic).
     Djukanovic está acusado, junto con su hermana Ana Kolarevic, de privatizar de manera chueca la compañía local de telecomunicaciones, Telekom Crno Gore AD (la acusación está en Nueva York). Djukanovic metió la mano en distintos negocios jugosos de Montenegro. El dinero resultante está en Estados Unidos (1,2 mil millones de euros).
     Cabe recordar que en el muy cercano Kosovo, Estados Unidos, luego de apoyar al terrorismo islámico (Ejército de Liberación de Kosovo), se hizo de la vista gorda ante toda clase de tráficos de los líderes kosovares (incluso tráfico de órganos) hacia Europa. Esta vez, en Montenegro, el favorito ha resultado ser un contrabandista de tabaco. La destrucción de Yugoslavia ha desembocado en el imperio de la mafia en Kosovo y Montenegro, y en la "nazificación" de Croacia, mientras el resto se pudre (la crisis en Bosnia-Herzegovina es fuerte), salvo tal vez Eslovenia, patria de origen, por cierto, de Melania Trump, actual esposa de Donald J. Trump.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...