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viernes, 13 de mayo de 2016

RUSIA, CENTRO YELTSIN: "LEEMOS A PESAR DE..."

Bueno, ahora resulta que en la Unión Soviética hubo también un bibliocidio.
     El 10 de mayo, un día después del Día de la Victoria, Svetlana Bykova, historiadora, fue a exponer al Centro Yeltsin lo siguiente: no hay que olvidar esa fecha, el 10 de mayo, porque ese día, en 1933, los nazis quemaron libros en una demostración pública, y claro, no hay que olvidar tampoco el paralelo entre la Unión Soviética y el Tercer Reich, al decir de la expositora.
     Solo que: ¿en qué momento la Unión Soviética quemó libros? Nunca. El historiador Yuri Zhukov ha demostrado que se publicaban, incluso bajo Stalin, libros muy duros sobre los tiempos soviéticos y que se publicaron memorias de guardias blancos, por ejemplo. Los libros que fueron transferidos a biblioteca fueron sobre todo folletos con discursos de Trotski, Zinoviev, Bujarin y Rykov. Nadie fue a "limpiar la biblioteca", a diferencia de lo que hicieron con los archivos de Trotski algunos de sus allegados y parientes, y los trabajos de Grover Furr han demostrado, también para Bujarín y con pruebas de archivo, la colaboración con el exterior. Como sea, lo que los nazis habían hecho era desaparecer los libros, al quemarlos; según Yuri Polyakov, jefe de redacción de La Gaceta Literaria, lo que se encontraba en las bibliotecas personales de tiempos soviéticos es incluso increíble, puesto que están las obras de más de un "enemigo del pueblo", intactas, no quemadas. Los folletos mencionados fueron llevados a las bibliotecas justo antes de la segunda Guerra Mundial para que no hubiera propaganda contra el gobierno que se alistaba contra la agresión nazi. Como sea, nada impide que, mientras que los varones le han bajado a las cantidades de vodka, más de una "señorita" se encuentre hoy en la Federación Rusa en un estado de completa borrachera ideológica.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...