La alarma lanzada contra uno de los precandidatos a la presidencia estadounidense pareciera por momentos mostrar el temor de que, simplemente, Estados Unidos termine de caerse.
En efecto, otros precandidatos no son menos belicosos, pero no es mucho lo que puede decirse. Hitlary Clinton, la precandidata demócrata, ha estado recibiendo dinero del megaespeculador financiero George Soros, estadounidense de origen húngaro, metido en movimientos especulativos contra Europa (1992) y Asia (1997). Soros, nacido en 1930, teniendo como origen una familia judía, colaboró con los nazis cuando era adolescente en Hungría (Alemania entró en territorio húngaro en 1944). Lo mejor es que Soros ha declarado no sentir remordimiento por haber vendido a su propia gente, por lo que muchos judíos fueron enviados desde Hungría a campos de exterminio y mientras tanto les fueron robadas sus propiedades. Soros reconoció esta colaboración por lo menos desde 1998 en un programa para CBS 60 minutes. El antiguo Gyorgy Schwartz (su verdadero nombre) ya le ha metido unos 13 millones de dólares a la campaña de Hitlary, en especial para recoger el voto de latinos y otros inmigrantes. Mientras tanto, Hitlary ha hecho en su trayectoria declaraciones como la siguiente: "if i'm president, we will attack Iran. We'd be able to totally obliterate them" ("si soy presidente atacaremos a Irán. Tendremos la capacidad de borrarlos por completo"). No queda claro por qué en nombre de parar a un loco habría que dejar pasar a una persona con respaldo de antiguos nazis (Soros dijo que a sus 14 años "ya tenía el carácter formado") y dispuesta a "borrar del mapa" a tal o cual país, así lo diga por blofeo. Ahora resulta que lo admirable de las señoras son los cojones.
Ted (Raphael Edward) Cruz, por su parte, tiene el respaldo de Heritage Foundation, de gente implicada en el golpe en Ucrania, de ex consejeros de la extinta primera ministra británica Margaret Thatcher, de empresas del complejo militar industrial (Raytheon Co., por ejemplo), del siniestro Elliott Abrams (incluyendo National Endowment for Democracy, fue cofundador), alguna vez metido en la guerra contra Nicaragua y El Salvador, etcétera. La esposa de Cruz, Heidi (?), trabajó con Condoleezza Rice, el "arroz" belicista de George W. Bush, y se convirtió en vicepresidenta de Goldman Sachs. En nombre del supuesto -que no deja de ser éso- de que "un loco anda suelto" en la campaña estadounidense, uno está invitado a preferir lo peor de la política imperial (ni Bernie Sanders se salva), porque resulta que esta política "asegura la estabilidad", la de Estados Unidos, con la que hay que confundirse para "no parecer loco".
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viernes, 8 de abril de 2016
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